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“En mi país soy un 0, pero en Perú soy un 10”… y el espejito limeño que nunca miente

Último trend en TikTok: extranjeras diciendo “En mi país soy un 0, pero en Perú soy un 10”. Y todos, como buenos peruanos con autoestima oscilante, entramos en crisis existencial. “¿Qué se han creído estas extranjeras?”, gritan las influencers y modelos patriotas desde su depa con vista al mar. “Aquí también hay peruanas hermosas”, exclaman, indignadas… mientras publican selfies con rinoplastia y rubio oxigenado.

Pero ojo, que cuando dicen “peruanas hermosas”, no se refieren a las hermanas de Juliaca o a las bailarinas de Chota. No, se refieren a las que podrían hacer campaña de shampoo o salir en el after party del Boulevard de Asia. Si tienes rasgos andinos, te toca ser “exótica”; si pareces sueca, “diosa”.

¿Y por qué estas extranjeras se sienten modelos en Gamarra? Pues porque, surprise, nuestra cultura sigue premiando la blanquitud como si estuviéramos en casting para un Maldini de Al fondo hay sitio. Nos molesta que lo digan… pero no nos molesta hacerlo.

Vivimos atrapados en una contradicción que ni Freud explicaría: gritamos “¡Viva el Perú!” mientras escaneamos con el ojo crítico todo lo que no calce con los cánones de Instagram. Las mismas influencers y modelos peruanas que hoy se indignan, y se unen al trend para mostrar su belleza, no se dan cuenta que lo único que hacen es perpetuar la belleza canónica.

Diversos autores como la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui han escrito sobre esto, las características de la belleza canónica varían con el tiempo, pero siguen siendo profundamente influenciadas por nuestra historia colonial y eurocentrista. En el Perú, esto significa tener rasgos blancos o mestizos occidentalizados. Basta ver los comerciales y los concursos de belleza para darnos cuenta. 

Pero las que no se dan cuenta, son las que aplauden a las modelos e influencers por “dejar en alto” el nombre de la belleza peruana. Así que, antes de indignarnos con las extranjeras, miremos nuestro feed. Quizá ahí descubramos que el 10 no está en ellas, sino en lo mucho que nos falta aceptar al Perú real. Ese sin filtro ni europeo incluido.

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